Encontré esta bellísima flor en un macetero de esos de piedra u hormigón que colocan en las ciudades, a modo de jardinera, para adonar calles y plazas... y no pude resistir la tentación de hacerle una fotografía.
Sus largos estambres de color rojo, acabados en pequeños botoncitos, le confieren un aspecto de peligro, similar al de las púas de un erizo... da miedo tocarla.
Pero precisamente en su intenso color rojizo radica su espectacularidad. Un bello ejemplo de lo que la sabia naturaleza es capaz de mostrarnos.
1 comentario:
bonita foto, está muy chula
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