Casa colgante




Sin duda nos encontramos ante una de esas inexplicables maravillas del mundo animal, que, muy a nuestro pesar, pasan normalmente desapercibidas a nuestros ojos.

Una laboriosa avispa se afana por tener aseada su temeraria morada... que aguanta estoicamente colgada de una hoja por un simple pedúnculo.

Pero ese nexo de unión con la cruda realidad es suficientemente resistente como para soportar el peso de la construcción, de la propia avispa y de la futura prole que se alojará en las celcillas construidas para tal efecto... y resistir aún los envistes de aire que azoten la planta en la que se aloja.

Ni el mejor de nuestros ingenieros sería capaz de diseñar un edicio de similares características a escala humana. Esto es una "casa colgante", y no las de Cuenca...

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