Siempre hablamos de los cardos en un cierto tono despectivo... creen en zonas abruptas y se protegen con una piel erizada... cubierta de puntiagudas espinas.
Pero esta imagen nos demuestra que dentro de esa impenetrable carcasa también hay cosas hermosas... bella flores.
Dan ganas de abrazarlo... pero no nos confundamos... sus púas siempre permanecen atentas.
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