La hora de la siesta

"La tranquilidad de la montaña es imperturbable... hasta que llega un pesado a sacarme una foto... y yo con estos pelos."

Eso es lo que debió de pensar cualquiera de las vacas de este rebaño al que inoportuné a la hora de la siesta, algunas semanas atrás, en una excursión montañera por la cara francesa de los Pirineos.

La verdad es que con estas vistas y lo despejado que estaba el día, yo también me hubiese tendido plácidamente sobre la hierba a rumiar tras la comida.

La jornada fue muy fructífera... senderística y fotográficamente hablando. Y, por supuesto, no pude reprimir mi afán por retratar animales, y más aún vacas... "deformación profesional".

1 comentario:

Pequeña Pluma dijo...

Bellos recuerdos me trae esta foto...una vez me quedé dormida en los prados cerca de los lagos de covadonga con las vaquitas merodeando a mi alrededor, y unas ovejitas...se escuchaba el tintineo de los cencerros...habian terneritos...que se tumbaron cerca de mi mientras me quedaba dormida..

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