No hace falta ir a Brasil para ver las cataratas de Iguazú, o a Estado Unidos para ver las del Niágara, ni tan siquiera a Venezuela para admirar el Salto del Ángel... aquí en España, también es posible deleitarse con bellos saltos de agua... que no por más pequeños son menos hermosos.
El ruido del agua al golpear contra las rocas... tras una vertiginosa caída al vacío. La humedad de esas pequeñas gotas que son arrastradas por el viento. El olor a humedad y a la densa vegetación que las rodea.
Da igual su magnitud... los seres humanos siempre nos intrigamos por todos estos detalles... y nos asomamos a mirar (y admirar), como si fuera el mayor espectáculo del planeta.
El ruido del agua al golpear contra las rocas... tras una vertiginosa caída al vacío. La humedad de esas pequeñas gotas que son arrastradas por el viento. El olor a humedad y a la densa vegetación que las rodea.
Da igual su magnitud... los seres humanos siempre nos intrigamos por todos estos detalles... y nos asomamos a mirar (y admirar), como si fuera el mayor espectáculo del planeta.
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