Verde añoranza

paisaje verde del País Vasco

Esto es un metáfora de mi vida:

"No aparté de mi patria mis pasos, abandonándola
- si fuera así, que mis sandalias
no vuelvan a besar sus verdes prados-;
fue el respeto a una tierra de hombres libres
y jóvenes valientes lo que me alejó de ella;
pero si acabaron sus días,
¿cómo voy a quejarme del destino?."

Verso extraído de un viejo cantar andalusí, de cuando a Valencia la llamaba Balansiya,... que narra la añoranza que sentían los musulmanes de su tierra al llegar a esta ciudad.

Made in Spain, segunda parte



Ya retraté en su día a un mimo callejo vestido de torero en colores muy... "patriotas". Ahora os enseño un complemento ideal... la organillera del rastro.

Otro tópico español... pedir por la calle al son de la música... y si ésta proviene de un viejo organillo muy bien "decorado" con tonos de la tierra, pues mejor. ¡Ole!.

Y luego nos extraña que a los visitantes de otros países les encanten estas cosas... si es que se las servimos en bandeja.

Vale que fuera la imagen que nos interesó vender al mundo en los años 60 y 70... pero por Dios, que ya hemos cambiado de siglo... Algo habremos avanzado ¿no?.

Como buenos amigos

No han mejor ejemplo de la buena convivencia entre los seres humanos que un grupo de niños jugando en la calle...

Pienso que realmente viven ajenos al mundo que les rodea. Quizás sea por su todavía inocente visión de la vida. O porque su única preocupación sea que nunca llegue la hora de volver a casa.

Esto no significa que exista alegría en cada momento, no... Ellos también tienen sus disputas,... por una pelota, por elegir equipo para jugar, por quien es el mejor haciendo algo, etc.

Pero, por fortuna para ellos, las peleas se olvidan más rápido aun de lo que tardan en producirse... y paradojas de la vida... aquí la paz se sella con un sincero "apretón de manos"... ¿Y mañana?... mañana será otro día.

Casa colgante




Sin duda nos encontramos ante una de esas inexplicables maravillas del mundo animal, que, muy a nuestro pesar, pasan normalmente desapercibidas a nuestros ojos.

Una laboriosa avispa se afana por tener aseada su temeraria morada... que aguanta estoicamente colgada de una hoja por un simple pedúnculo.

Pero ese nexo de unión con la cruda realidad es suficientemente resistente como para soportar el peso de la construcción, de la propia avispa y de la futura prole que se alojará en las celcillas construidas para tal efecto... y resistir aún los envistes de aire que azoten la planta en la que se aloja.

Ni el mejor de nuestros ingenieros sería capaz de diseñar un edicio de similares características a escala humana. Esto es una "casa colgante", y no las de Cuenca...

Calle Soledad


Haciendo honor al nombre de la calle... reina la soledad (y la tranquilidad, el sosiego, la paz, el silencio...) en esta plazoleta del casco antiguo del municipio murciano de Caravaca de la Cruz.

Constituye un pequeño oasis en medio de la habitual algarabía que supone cualquier paisaje urbano actual. Un rincón donde el tiempo parece detenerse. Un lugar ideal para sentarte a descansar o leer un libro.

Quizás otros prefieran simplemente tostarte al sol que acostumbra a pasear de forma frecuente por esta zona del sureste de la Península.

De cualquiera de las maneras el paraje invita a relajarse y esperar la caida de las hojas y las flores.

Donativos a buen recaudo




Ante la creciente perdida de adeptos que esta sufriendo la Iglesia, es normal que el dinero procedente de los donativos y las colectas haya disminuido cuantiosamente.

Por eso he de suponer que cualquier cantidad que les llegue, por pequeña que sea, será recibida como "oro en paño". Pero de ahí a depositarla directamente en una caja fuerte, hay una gran diferencia.

¿Será acaso que el clero no se fía de sus feligreses? ¿O es de su propia jerarquía de quien tiene miedo?

No lo sé... pero pienso, que en cualquier caso, no queda... digamos... muy "estético" pedir limosna de esta manera.

El árbol de Gernika





Este joven roble, que fue plantado el 25 de febrero de 2005, sustituye a sus antecesesores como símbolo vivo de la Libertad Vasca y de los Fueros de Vizcaya.

Es el cuarto ejemplar de una antigua dinastía de árboles que, desde el siglo XIV, han visto como los diferentes nobles y mandatarios juraban, bajo su cobijo, respetar las libertades de su pueblo.

Se sitúa junto a la Casa de Juntas (la sede de las Juntas Generales de Vizcaya) en el histórico municipio vasco de Gernika.

Actualmente éste es el lugar donde el Lehendakari o presidente del Gobierno Vasco promete cumplir con su cargo.