De paseo por un pueblo castellano-manchego... me acerqué hasta el río, en la parte baja... y allí, muy cerca del cauce, en un muy verde prado, pastaba tranquilamente este precioso jamelgo que ya lo hubiera querido Sancho Panza para sí.
Me miraba con ojos de extrañeza,... supongo que no estaba acostumbrado a ser retratado en la hora del amuerzo. Y sin embargo, aguantó con entereza la sesión fotográfica, como la mejor de las modelos de pasarela.